El barrio de Notre-Dame es el más antiguo de Versalles… ¡y quizás también el más entrañable! Fue imaginado por Luis XIV para embellecer los alrededores de su majestuoso castillo, y aún hoy refleja el genio visionario del Rey Sol.
Desde 1671, los primeros habitantes empezaron a instalarse y a construir sus casas siguiendo normas muy precisas. Sus calles, amplias y rectilíneas, trazan una geometría sorprendentemente moderna para la época, reflejo de la ambición urbana del monarca.
Aquí, la historia se respira en cada rincón. Admira la iglesia de Notre-Dame, antigua parroquia real, y piérdete por los alrededores del Hôtel du Bailliage, antiguo tribunal del Antiguo Régimen— hoy convertido en el alma del pintoresco barrio de anticuarios, donde el tiempo parece haberse detenido.
No te pierdas los Carrés Notre-Dame, especialmente animados los martes, viernes y domingos por la mañana. Este mercado, considerado uno de los más bonitos de la región, es un auténtico festival para los sentidos, con aromas, colores y sabores que te conquistarán.
A solo unos pasos, el teatro Montansier, inaugurado en 1777, sigue acogiendo a los amantes del espectáculo en vivo en un entorno lleno de encanto. Muy cerca, la plaza Hoche, antes llamada plaza Dauphine, destaca por su forma octogonal, la primera de su tipo en Francia.
Para completar tu visita, abre las puertas del Museo Lambinet, situado en una preciosa mansión del siglo XVIII. Allí podrás sumergirte en la atmósfera de una casa noble de época, o descubrir las colecciones dedicadas a la historia de Versalles y a la Revolución francesa… entre objetos valiosos, cuadros y recuerdos del pasado.
