En el siglo XIX, el Palacio de Versalles vivió un nuevo renacer. Luis Felipe, rey de Francia desde 1830, decidió transformar este lugar histórico en un museo de la Historia de Francia, dedicado «a todas las glorias de Francia».
Después de la Revolución Francesa, el palacio había sido en gran parte abandonado por el poder político. No fue hasta la llegada al poder de Luis Felipe (primo de Luis XVI), en 1830, que el palacio volvió a cobrar vida. Apasionado por la historia, el rey decidió en 1833 remodelarlo, quitándole su función de residencia real para convertirlo en un museo.
Si paseas por sus salas, descubrirás una colección impresionante de pinturas, esculturas, dibujos y grabados que representan personajes y acontecimientos clave de la historia de Francia, desde sus orígenes. Estas obras provienen de antiguas colecciones reales, privadas, y también de creaciones contemporáneas encargadas bajo el reinado de Luis Felipe. Para llevar a cabo esta transformación, el rey confió las obras a su arquitecto Frédéric Nepveu, quien convirtió las alas Norte y Sur en auténticas galerías de museo.
El museo fue inaugurado en 1837 y servía a Luis Felipe como una herramienta de propaganda : le permitía legitimar su posición como rey, pero también reconciliar a los partidarios de los distintos regímenes.
Tras la caída de Luis Felipe en 1848, Napoleón III continuó con las obras de acondicionamiento del museo. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando el conservador Pierre de Nolhac devolvió al palacio su esencia de residencia real y reorganizó las colecciones.
Hoy en día, el museo de la Historia de Francia está cerrado al público, aunque aún puedes acceder a algunas salas a través de la visita guiada «Versalles a través de los siglos», organizada por el Dominio Nacional de Versalles.
Este museo «a todas las glorias de Francia» se compone actualmente de las siguientes salas:
- sala de las Cruzadas,
- las salas de África, Crimea y Italia,
- la Sala del Imperio,
- los áticos norte y sur.
