Una terapia de grupo improvisada, sin límites, sin estructura y sin tabúes.
Si Christophe Aleveque se empeña en hacer estallar todas las bombas a su alcance, es porque sigue siendo la mejor manera de desactivarlas.
Aquí, como humorista
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Una terapia de grupo improvisada, sin límites, sin estructura y sin tabúes.
Si Christophe Aleveque se empeña en hacer estallar todas las bombas a su alcance, es porque sigue siendo la mejor manera de desactivarlas.
Aquí, como humorista comprometido, desenfadado, marginal, como payaso ridículo o misionero, analiza la actualidad y hace su «revisión».
En el escenario, se enreda en un montón de papeles: documentos, artículos, discusiones y notas. Alévêque toma las riendas, aborda los grandes temas de actualidad y los pequeños.
Todo le está permitido, sobre todo poner en evidencia la impunidad de los poderosos y los manipuladores de la información.
Reírse de todo, tener derecho a ello y conservarlo, porque es necesario y político: ¡ese es su proyecto!
Un vasto delirio actualizado cada noche. ¡Salvador!