Un descanso gourmet
Todos los reyes y reinas de Francia tenían debilidad por una pequeña delicia dulce: Luis XIII era un amante de las mermeladas, sobre todo al acabar la cena. A Luis XIV, por su parte, le encantaban las castañas confitadas y los pasteles. Luis XV enseguida mostró su pasión por el chocolate caliente y se deshacía en elogios con sus virtudes fortificantes, afrodisíacas y energéticas. Por último, María Antonieta eligió rápidamente su emblema culinario con el macarrón, al cual profesaba una pasión desmesurada.
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